Este domingo celebramos en casa los 50 años. y los 25 de vida en la comunidad de Pueblo de Dios, de nuestro entrañable «Paquito». Fue un día precioso, por él y por todos los que tuvimos la suerte de estar. La vida se va haciendo poco a poco entre todos, ojalá nos aprovechemos unos de otros para vivir «conforme a la vocación recibida»; Paco así nos lo ha hecho ver en su recorrido. Seamos cada uno luz para los otros… ¡Un beso familia!

Os compartimos por aquí algunas de las cositas que pudimos escuchar, ver y disfrutar ese día.

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Foto-regalo y diario de la comunidad del domingo 28 de junio de 1987

Por la mañana llegó el amigo de Mª Ángeles, Andrés, cura salesiano, con una chica y un chico, amigos de José Lucas; por cierto, muy agradables, estuvieron con nosotros hasta por la tarde. Vino Diego con Rocío, José y Pablo, tres chavales del Cristo Roto. Y por la mañana, cuando estábamos en oración, llegaron de Sevilla, Diego y Manolo, dos chavales peregrinos que lo han dejado todo por buscar y seguir a Jesús. Por la tarde, nos visitaron Jorge Alegría, su mujer, la hermana, su marido, y María, su niña, y sus padres. Jorge trabaja en el mundo de los marginados, actualmente con gitanos. Vendrá a dar una charla el 28 del mes próximo (Ciudad Joven). Han traído ropa, regalos, juguetes; se marcharon al rato, después de ver esto. Él ya había estado un día aquí y nos conocía de antes. De Niebla vinieron motorizados unos siete chicos, estuvieron también un ratito y se marcharon. Ya nos vamos acostumbrando, después del tranquilo invierno, al barullo, bien entendido, claro. Se me olvidaban dos cursillistas de cristiandad, se acercaron a vernos desde Sevilla. No nos podemos quejar, la gente nos quiere. Por la mañana, se fue Lupe, y por la tarde, Montse, Juan Antonio y Elena.

Ha venido también María Sabán. Paco Hipólito también se ha ido, para venir el martes; deja el trabajo y se viene a vivir con nosotros. Poco a poco, la comunidad se va agrandando, cada vez, más. Dios quiere que vayamos madurando para saber realizar el proyecto que Él tiene sobre esta comunidad y no nuestros planes particulares y, al mismo tiempo, sepamos darle a Yolanda y Paco lo que ellos necesitan. Las noches tienen también su aliciente, en el “porche”, la entrada de la casa. Y luego nos quedamos hablando, a veces nos dan hasta las tantas. ¡Qué bonito!, las noches de Pueblo son alucinantes: cielo tan estrellado, tan sereno, te quedas absorto ante tanta belleza. Rosi, Vicente, la abuela y los niños se marcharon a Huelva.

“Versos” comunitarios que le dedicamos a Paquito.

Yo conozco una persona fiel.
Fiel porque permanece,
fiel porque ama, fiel porque sueña,
fiel porque construye, fiel porque sufre.
Esta persona fiel, que es un hombre, aunque también un niño
vive en un pueblo llamado “de Dios”.
Por suerte Dios también vive allí.

De tan fiel a la tierra,
el hombre se ha hecho uno con ella,
se confunde con ella,
tienen el mismo color, el mismo sabor, el mismo olor.
El conoce cada tronco, cada piedra, cada pétalo de flor,
cada pico de gallina.
Y le dice con su presencia:
-siempre estaré aquí. Siempre seré vuestro.

De tan fiel al proyecto
su cara, sus manos, su sonrisa,
son las de todos.
Parece que al mirarlo
vieras veinticinco años de caras, de sonrisas, de corazones, de vidas.
Y el hombre fiel, que habla poco,
con su presencia le dice, nos dice:
-siempre estaré aquí. Siempre seré vuestro. Nuestro Paquito.

El hombre fiel tiene metido en un ojo
un microscopio.
Con él puede ver, de la cosa más pequeña,
hasta lo más profundo.
Y en el otro ojo, tiene metido un telescopio
de esos, que ven el universo.
Y así él, como si nada,
convierte la cosa más compleja
en lo más sencillo.
así es,
así nos lo enseña.
Nuestro Paquito.
Y a este hombre fiel, nuestro Paquito, queremos decirle hoy:

¡GRACIAS!